El paso de los años ha moldeado la identidad propia y característica de la comarca de Cinco Villas, esta tierra ha sido testimonio silencioso del transcurso de la historia, que se ha escrito en sus murallas, templos, castillos, calles, plazas y entorno natural. La huella de las distintas civilizaciones que desde tiempos inmemoriales han poblado estas tierras, ha dejado a lo largo y ancho de toda la comarca, un prestigioso conjunto histórico artístico digno de un esplendoroso pasado, un brillante presente y un futuro prometedor.

Este pasado histórico se remonta hasta 10.000 años, testimonio de ello son los restos arqueológicos del Neolítico que Cinco Villas alberga. Su privilegiada situación geográfica la convirtió en cruce de caminos desde época romana, y en el devenir de los años, ha sobrevivido con agudeza a numerosas batallas que en sus tierras han disputado las diferentes civilizaciones que la han poblado.

La etapa medieval forjó gran parte de la identidad que hoy la caracteriza y la convierte en relevante pero una parte muy importante de la historia cincovillesa empieza con la llegada de los musulmanes en el 714 aportando, entre otras, nuevas visiones en la agricultura y el aprovechamiento del agua, fruto de ello es la extensión de regadío presente hoy en día en la zona. Los cristianos reconquistaron estos territorios y concedieron a Ejea numerosos privilegios, convirtiéndose así en un importante enclave del reino aragonés.

El paso del judaísmo por estas tierras (desde el año 1200 aproximadamente, hasta su expulsión en 1492) dejó también un relevante patrimonio artístico. Entre los siglos XVI y XVII la zona fue configurando su identidad propia, haciendo frente a golpes duros como por ejemplo el saqueo de Felipe d’Anjou (futuro Felipe V), en 1706, o el asedio de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.

A finales del siglo XIX y XX la economía de la zona empezó a estabilizarse, y la historia se fue sucediendo hasta llegar a la actualidad.